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¿De verdad estamos leyendo?

Estaba sentada en la sala de mi casa, viendo mi celular, cuando me puse a reflexionar acerca de cuántos libros he leído en el año. Tal vez seis, siete… nueve... la verdad es que no me acuerdo, pero si de algo estoy segura es de que, en este año, he leído muy poca literatura. Personalmente, me he enfocado en leer más textos de mi carrera, incluso, de las clases que poco me agradan. Me he sumergido en la periodicidad de la mono-profesionalización. Esta inquietud me llevó a pensar que, como universitarios (que se supone que vivimos leyendo), raras veces procuramos leer para cultivar nuestra mente y que dependiendo de la carrera que hayamos escogido, nuestro hábito de lectura ha incrementado o disminuido.


Un día de tantos, me encontré con un excompañero del bachillerato, actualmente, estudiante de Ingeniería. Me contó que el cuatrimestre pasado había llevado una clase de Derecho y me preguntó cómo hacía para no volverme loca con todo lo que había que leer. Mi primera reacción fue lanzarle una sonrisa acompañada de una tímida carcajada, mientras le contestaba que disfrutaba mucho de la lectura. ¿Será que ese fue tan solo un indicio de que lo que nos impulsa a leer, únicamente, son las tareas y obligaciones de la universidad?


Para no quedarme con la duda, lancé una pregunta, con respuestas predeterminadas, desde mi cuenta personal de Twitter, donde me siguen chavalos y chavalas de mi edad, bachilleres, universitarios e, incluso, ya graduados. La interrogante que hice fue: “¿Cuántos libros leen al mes?” Con cuatro opciones para responder: a) 0; b) 1; c) Más de 2; y d) Solo leo acerca de mi carrera. En un lapso de tres horas, 42 personas contestaron a mi pregunta. La mayoría de los que respondieron la mini-encuesta, dijeron que no leían ni un libro al mes; la segunda respuesta más seleccionada fue que solo leían material de su carrera; un 24 % afirmó que solo leía un libro al mes; y la respuesta menos elegida fue la tercera opción: únicamente el 14 % lee más de dos libros al mes.


En una entrada de Wordpress, llamada Failures and breakthroughs – exposed, reflected, considered, Hayk escribió en 2011 un análisis acerca del reportaje To Read o Not to Read de la NEA (National Endowment for the Arts) en el que se refleja que los jóvenes norteamericanos pasan más de dos horas al día viendo televisión y solo siete minutos leyendo. El autor concluye que los jóvenes de entre 18 y 24 años no tienen la costumbre de leer por placer.


En un artículo titulado Leer o no: ésa es la cuestión, del diseñador Gribgy (2008), se presenta una entrevista a Reybil Cuaresma, que se desempeñaba como conductor de un Bibliobus. Grigby citando a Reybil, relata que:

Los muchachos sólo llegan a investigar temas académicos, buscan textos escolares de Español, Matemáticas, Física, Biología, Ciencias Naturales, pero no aparecen muchos lectores que busquen placer y reflexión en la lectura, a pesar de que la biblioteca cuenta con un buen fondo bibliográfico: 13 mil títulos. “Solamente buscan lectura-trabajo, hoy los chavalos prefieren la televisión y la computadora a los libros.

Vemos que la realidad de los muchachos del norte no es muy distinta a la nuestra.


Considero que, debido a las presiones propias de la vida universitaria, extracurricular y social, el tiempo libre casi se nos ha desaparecido. Nos hemos auto-bombardeado con tantas actividades que no nos permiten aprender de ramas ajenas a nuestras especializaciones. Vivimos en un constante corre corre y buscamos cómo conseguir información cada vez más fácil de digerir. Entre más rápido, preciso y conciso nos llega el mensaje, mejor.


También, pienso que el desarrollo de una sociedad es proporcional a su preocupación por aprender. Procuremos, independientemente de la carrera que cursemos, encontrar un balance entre la lectura de nuestra profesión y la de recreación. No debemos permitir que se nos pierda el espíritu de la curiosidad, ese que nos permite convertirnos en investigadores, ¡se puede aprender tanto de una duda! Tampoco dejemos de lado esos textos que hacen que nos transportemos a otra dimensión, haciendo que nuestra imaginación vuele. Leamos sin cansancio.


Referencias

Grigsby, W. (2008). Leer o no leer: ésa es la cuestión. Recuperado de:

http://www.envio.org.ni/articulo/3844


Hayk. (15 de Agosto 2011). How lack of Reading damages modern society.

Recuperado de: https://fail92fail.wordpress.com/2011/08/15/how-lack-

of-reading-is-damages-modern-society/

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