Pasos básicos: la composición
Hasta hace un par de años, mi manera de bailar salsa, en vez de causar buena impresión, daba risa. A mí me gustaba bailar, pero no sabía hacerlo. Cuando empecé a tomar clases de salsa cubana, lo primero que me enseñaron fueron –perdonen la obviedad– los pasos básicos. Sin ellos, aprender vueltas y revueltas en la danza es imposible. Lo mismo sucede con la redacción. Hay aprendizajes básicos necesarios tanto para escribir en una bitácora personal, como para redactar un ensayo. La composición de un párrafo es uno de ellos.
A menudo, los y las estudiantes no logramos escribir como deseamos, ni expresar correctamente nuestras ideas, pues olvidamos cómo redactar un párrafo; y, en consecuencia, no podemos aspirar a un buen resultado en el ejercicio de la escritura. Para evitar esta situación, es preciso que tomés en cuenta las siguientes pautas.
En primer lugar, cada párrafo está compuesto por una sola idea principal y varias ideas secundarias. Veamos este caso:
La asertividad es diferente de la pasividad y de la agresividad (idea principal). Estas son reacciones que de una u otra manera permiten o provocan el daño de uno mismo y el de los demás (idea secundaria), a diferencia de la asertividad que es la capacidad de expresarse de manera clara y abierta sin obviar los derechos propios ni los ajenos, y que sugiere estabilidad emocional y autoestima positiva (idea secundaria).
La idea principal tiene sentido en sí misma y de ella depende el sentido de las ideas secundarias dentro del párrafo. Si eliminamos el primer enunciado, ¿sería coherente el resto del párrafo? No. Del mismo modo, aunque la primera afirmación no necesita complemento no tendría la misma contundencia ni se podría decir de ella que es un párrafo si obviamos las ideas secundarias.
La asertividad es diferente de la pasividad y de la agresividad (idea principal). La autoestima positiva se va forjando poco a poco en un proceso de autoconocimiento y autoaceptación (segunda idea principal).
Este es un párrafo donde el autor escribió más de una idea principal. ¿Cuál es el resultado? Un texto sin coherencia ni cohesión que no logra comunicar un pensamiento de manera contundente. Es bueno recalcar: en un párrafo solo cabe una idea principal, no dos ni tres.
En segundo lugar, hay que recordar la clasificación de los párrafos de acuerdo a la ubicación de la idea principal dentro de él. Deductivo, cuando esta se coloca al inicio del párrafo; inductivo, cuando se escribe al final; y mixto cuando se halla al principio y al final. Entre estas formas, y esta es la segunda pauta, preferí la primera: ubicá la idea principal al comienzo de cada párrafo, de esta forma vas a ejercitar la coherencia en la redacción.
Finalmente, es preciso que identifiqués qué tipo de párrafo estás escribiendo de acuerdo a su localización en el texto: ¿se ubica en la introducción de tu escrito?, ¿en el desarrollo?, ¿en la conclusión? De esta manera, tendrás más claridad al escribir. Si es un párrafo de introducción, su objetivo es presentar el tema o la idea central mediante elementos atractivos. Si pertenece al cuerpo del escrito, su meta es argumentar, describir, enumerar, exponer, etc., de acuerdo a la tipología del texto. Y si pertenece a la conclusión, debe sinterizar lo antes dicho.
Así como los bailarines logran dominar coreografías enteras a partir de los pasos básicos, si lográs dominar la redacción de un párrafo (con una idea principal al inicio, reforzada por varias ideas secundarias, y de acuerdo a su posición en el escrito), podrás escribir de modo correcto cualquier tipo de texto académico que te asignen. Como la danza, la escritura es cuestión de practicar los pasos básicos, especialmente cuando se está empezando en el arte de redactar con corrección.
Si querés aprender más sobre la redacción de un párrafo, maneras de introducir y concluir un escrito, o generalidades de la escritura, podés consultar el libro de María Teresa Serafini titulado Cómo se escribe.
